Buenas tardes estimados y estimadas estudiantes
SÉPTIMO
TEMA: Texto Narrativo
OBJETIVO: Comprender las características, estructura y elementos del texto narrativo, para desarrollar habilidades de lectura, análisis y producción de narraciones creativas que fortalezcan su expresión escrita y su capacidad para comunicar experiencias, ideas e historias de manera coherente.
DESARROLLO DEL TEMA: CONTINUACION CON LA ELABORACIÓN DEL CUENTO Y PRÁCTICA PARA LA DRAMATIZACIÓN
Los estudiantes elaborarán un cuento original a partir de la asignación aleatoria de cuatro elementos narrativos:
Personaje principal: una princesa rebelde.
Lugar: un bosque encantado.
Objeto mágico o especial: una pluma que escribe sola.
Conflicto o problema: un villano misterioso.
Instrucciones:
Con base en los elementos asignados, los estudiantes en equipo redactarán un cuento en el que desarrolle la narración con coherencia y creatividad.
El texto debe incluir:
Introducción (presentación del personaje, lugar y ambiente).
Desarrollo (aparición del objeto mágico y del conflicto con el villano).
Desenlace (resolución del problema con un final abierto o cerrado).
Podrán añadir personajes secundarios, giros inesperados y descripciones que enriquezcan la historia.
Al finalizar, compartirán su cuentos con el grupo para socializar.
OCTAVO
TEMA: REALISMO Y VANGUARDISMO
OBJETIVO: Analizar las características, contextos históricos y manifestaciones artísticas del Vanguardismo y el Realismo, reconociendo sus diferencias y aportes en la literatura y el arte
DESARROLLO DEL TEMA: Lectura de fragmentos de textos de realismo
La Regenta de Clarín
La heroica ciudad dormía la siesta. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Aquellas migajas de la basura, aquellas sobrar de todo se juntaban en un montón, paraban se como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparte. Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y dela olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica.
Ana Karenina de Tostoli
Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él. Semejante situación duraba ya tres días y era tan dolorosa para los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los criados, sentían la íntima impresión de que aquella vida en común no tenía ya sentido y que, incluso en una posada, se encuentran más unidos los huéspedes de lo que ahora se sentían ellos entre sí. La mujer no salía de sus habitaciones; el marido no comía en casa desde hacía tres días; los niños corrían libremente de un lado a otro sin que nadie les molestara. La institutriz inglesa había tenido una disputa con el ama de llaves y escribió a una amiga suya pidiéndole que le buscase otra colocación; el cocinero se había ido dos días antes, precisamente a la hora de comer; y el cochero y la ayudante de cocina manifestaron que no querían continuar prestando sus servicios allí y que sólo esperaban que les saldasen sus haberes para irse. El tercer día después de la escena tenida con su mujer, el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky –Stiva, como le llamaban en sociedad–, al despertar a su hora de costumbre, es decir, a las ocho de la mañana, se halló, no en el dormitorio conyugal, sino en su despacho, tendido sobre el diván de cuero. Volvió su cuerpo, lleno y bien cuidado, sobre los flexibles muelles del diván, como si se dispusiera a dormir de nuevo, a la vez que abrazando el almohadón apoyaba en él la mejilla.